martes, 20 de marzo de 2007

Práticas religiosas

Inicios de la ciencia política
Una de las consecuencias de esta pugna, particularmente en las corporaciones señoriales de las ciudades italianas, fue la intensificación del pensamiento político y social que se centró en el Estado secular como tal, independiente de la Iglesia.
La independencia del análisis político es sólo uno de los aspectos de una gran corriente del pensamiento bajomedieval y surgió como consecuencia del fracaso del gran proyecto de la filosofía altomedieval que pretendía alcanzar una síntesis de todo el conocimiento y experiencia tanto humano como divino.
La nueva espiritualidad
Aunque este desarrollo filosófico fue importante, la espiritualidad de la baja edad media fue el auténtico indicador de la turbulencia social y cultural de la época. Esta espiritualidad estuvo caracterizada por una intensa búsqueda de la experiencia directa con Dios, bien a través del éxtasis personal de la iluminación mística, o bien mediante el examen personal de la palabra de Dios en la Biblia. En ambos casos, la Iglesia orgánica —tanto en su tradicional función de intérprete de la doctrina como en su papel institucional de guardián de los sacramentos— no estuvo en disposición de combatir ni de prescindir de este fenómeno.
Toda la población, laicos o clérigos, hombres o mujeres, letrados o analfabetos, podían disfrutar potencialmente una experiencia mística. Concebida ésta como un don divino de carácter personal, resultaba totalmente independiente del rango social o del nivel de educación pues era indescriptible, irracional y privada. Por otro lado, la lectura devocional de la Biblia produjo una percepción de la Iglesia como institución marcadamente diferente a la de anteriores épocas en las que se la consideraba como algo omnipresente y ligado a los asuntos terrenales. Cristo y los apóstoles representaban una imagen de radical sencillez y al tomar la vida de Cristo como modelo de imitación, hubo personas que comenzaron a organizarse en comunidades apostólicas. En ocasiones se esforzaron por reformar la Iglesia desde su interior para conducirla a la pureza y sencillez apostólica, mientras que en otras ocasiones se desentendieron simplemente de todas las instituciones existentes.
En muchos casos estos movimientos adoptaron una postura apocalíptica o mesiánica, en particular entre los sectores más desprotegidos de las ciudades bajomedievales, que vivían en una situación muy difícil. Tras la aparición catastrófica de la peste negra, en la década de 1340, que acabó con la vida de una cuarta parte de la población europea, bandas de penitentes, flagelantes y de seguidores de nuevos mesías recorrieron toda Europa, preparándose para la llegada de la nueva época apostólica.
Esta situación de agitación e innovación espiritual desembocaría en la Reforma protestante; las nuevas identidades políticas conducirían al triunfo del Estado nacional moderno y la continua expansión económica y mercantil puso las bases para la transformación revolucionaria de la economía europea. De este modo las raíces de la edad moderna pueden localizarse en medio de la disolución del mundo medieval, en medio de su crisis social y cultural.

Grandes personajes

Jerónimo


I. Su vida
Vivió entre 331-420 d.C.
Nació en Estridón, en la actual Italia; estudió en Roma y Alemania; vivió en Antioquía y luego se radicó en Belén, donde estableciñi un monasterio
En 381 tuvo lugar el Concilio de Constantinopla, la cual afirmó el concepto de la divinidad de Cristo adoptada en Nicea y amplió la doctrina trinitaria del Espíritu Santo
Su mayor contribución fue la traducción de la Biblia al latín llamada Vulgata; defendió algunos conceptos problemáticos

II. Su contribución

En el año 386 se radicó en Belén y estableció un monasterio con el apoyo de su anfitriona Paula; se dedicó a dominar el idioma hebreo y realizar una traducción de la Biblia al latín usando los idiomas originales. Las traducciones anteriores generalmente habían partido de la Septuaginta, traducción al griego que databa desde antes de Cristo.
Terminó la Vulgata alrededor del año 405; ésta llegó a ser la versión bíblica oficial de la iglesia católica romana. Jerónimo no quería incluir los libros apócrifos, pero lo hizo a insistencia del papa Dámaso. Estos libros no son aceptados por los protestantes.
Aunque Jerónimo impulsó el desarrollo de la ciencia de la traducción bíblica, su traducción no fue perfecta. Por ejemplo, tradujo "arrepentíos" con "haced penitencia".
Jerónimo tuvo una personalidad áspera. Esto lo llevó a varias controversias. En una de ellas insistió en la perpetua virginidad de María y la superioridad espiritual de la virginidad. Aunque su oponente tuvo mejores argumentos exegéticos, Jerónimo determinó la dirección de la práctica de la iglesia.
También se unió a la condenación de Orígenes iniciada por Epifanio y Teófilo de Alejandría. Es posible que, en el contexto de estos ataques, se hayan exagerado los errores de aquel.

III. Sus palabras

Trabaja, en algo, para que el diablo te encuentre siempre ocupado.



Justino Mártir


I. Su vida
Vivió entre 100-165 d.C.
Nació de padres gentiles en Neápolis (hoy Nablus), en Samaria
Buscó la verdad en las filosofías paganas, hasta que a la edad de 33 años conoció a un creyente anciano quien le habló de Cristo; también le convenció el valor de los mártires cristianos
Fue el primero de los apologistas, quienes ofrecieron una defensa intelectual de la fe cristiana
Murió por su fe en 165 d.C. con seis otros creyentes



II. Su contribución
Defendió la superioridad de la fe cristiana ante el mundo pagano y ante el judaísmo; enseñó que los griegos tenían algunas verdades parciales y que los judíos habían recibido una revelación de validez temporal, pero que la verdad completa vino sólo en el Logos encarnado, Cristo Jesús
Usó su educación filosófica para defender la fe; enseñó que había semillas del logos regadas en las filosofías humanas. Sus escritos incluyen su Primera y su Segunda Apologia.
Refutó las acusaciones de ateísmo, inmoralidad y canibalismo que los paganos lanzaban contra la iglesia
Su Diálogo con Trifo demuestra que el cristianismo es el cumplimiento del judaísmo y del Antiguo Testamento (en contraste con Marción, el hereje); cita profecías cumplidas y usa la tipología para comprobar que Jesús es el Mesías



III. Sus palabras
Al emperador: Usted puede matarnos, pero no lastimarnos.
Toda cosa correctamente dicha entre los hombres es propiedad de nosotros los cristianos.
El Hijo de Dios se hizo hombre por medio de la virgen, para que la desobediencia causada por la serpiente pudiera ser destruida de la misma manera en que originó.

El Gran Cisma

El Gran Cisma de Oriente y Occidente, también conocido como Gran Cisma (aunque a veces también se aplica este término al Cisma de Occidente) es el nombre dado al evento de mutua excomunión que separó al Papa y a la cristiandad de Occidente, de los patriarcas y cristiandad de Oriente, especialmente del principal de ellos, el Patriarca Ecuménico de Constantinopla.
En el año 1054, el Papa León IX quien, amenzado por los normandos, buscaba una alianza con Bizancio, mandó una embajada a Constantinopla encabezada por su colaborador, el cardenal Humberto de Silva Candida, y formada por los arzobispos Federico de Lorena y Pedro de Amalfi. Los legados papales negaron, a su llegada a Constantinopla, el título de ecuménico al Patriarca Miguel I Cerulario y, además, pusieron en duda la legitimidad de su elevación al patriarcado. El patriarca se negó entonces a recibir a los legados. El cardenal respondió publicando su “Dialogo entre un romano y un constantinopolitano”, en el que se burlaba de las costumbres griegas y, excomulgando a Miguel I Cerulario mediante una bula que depositó el 16 de julio de 1054 sobre el altar de la Iglesia de Santa Sofía, abandonó la ciudad.
El 24 de julio de ese mismo año, el Patriarca Ecuménico de Constantinopla respondió excomulgando al cardenal y a su séquito, y quemó publicamente la bula romana, con lo que se inició el Cisma. Algunos historiadores cuestionan la trascendencia de este acto como efectiva iniciación del Gran Cisma, pues alegan que en el momento de la excomunión, León IX había muerto y por lo tanto, el acto del cardenal de Silva no habría tenido validez, añaden también, que se excomulgaron individuos, no Iglesias.
Considerando estas críticas, se puede señalar que el Gran Cisma fue en realidad el resultado de un largo período de relaciones difíciles entre las dos partes más importantes de la Iglesia universal. Las causas primarias del cisma fueron sin duda las tensiones producidas por las pretensiones de suprema autoridad del Papa, efectivamente, el Obispo de Roma reclamaba autoridad sobre toda la cristiandad, incluyendo a los cuatro Patriarcas más importantes de Oriente. Los Patriarcas por su lado, alegaban, con base en la Sagrada Tradición Apostólica y en las Sagradas Escrituras, que el Obispo de Roma solo podía pretender ser un "primero entre sus iguales" o "Primus inter pares".
También tuvo gran influencia en el Gran Cisma la inclusión de la cláusula filioque en el Credo de Nicea, y hubo otros catalizadores del Cisma, incluyendo variaciones en las prácticas litúrgicas (calendarios y santorales distintos) y disputas sobre las jurisdicciones episcopales y patriarcales.
La Iglesia se dividía entonces a lo largo de líneas doctrinales, teológicas, políticas y lingüísticas (griego para las liturgias en Oriente, latín en las occidentales).
Se puede alegar que ambas iglesias se reunieron en 1274, en el Segundo Concilio de Lyon y en 1439, en el Concilio de Basilea, pero en cada uno de estos eventos, las intenciones conciliares se vieron frustradas por el mutuo repudio posterior.

El cristianismo entre los bárbaros

Los Reinos germanorromanos
En el año 395 falleció el emperador Teodosio. En esos tiempos, pocos ciudadanos de Occidente podían pensar que de hecho iban a dejar de pertenecer al Imperio poco más de medio siglo después. El Imperio Romano había pasado por invasiones externas y guerras civiles terribles en el pasado. Hacía escaso tiempo que Teodosio había logrado nuevamente unificar bajo un solo centro ambas mitades del Imperio, y el triunfo de la nueva religión de Estado, el Cristianismo niceno, parecía apoyar desde los Cielos a un Imperium Romanum Christianum y a una dinastía que venía ejerciendo el poder desde hacia más de treinta años.
El gobierno de Teodosio había encauzado los afanes de protagonismo político de los más ricos e influyentes senadores romanos y de las provincias occidentales. Además, la dinastía había sabido encauzar acuerdos con la poderosa aristocracia militar, en la que se enrolaban nobles germanos que acudían al servicio del Imperio al frente de soldados bárbaros unidos por lazos de fidelidad hacia ellos. Al morir, Teodosio confió el gobierno de Occidente y la protección de su joven heredero Honorio al general Estilicón, hijo de un noble oficial vándalo que había contraído matrimonio con Serena, sobrina del propio Teodosio. Sin embargo, cuando en el 455 murió asesinado Valentiniano III, nieto del gran Teodosio, una buena parte de los descendientes de aquellos nobles occidentales que tanto habían confiado en los destinos del Imperio parecieron ya desconfiar del mismo. Máxime cuando en el curso de dos decenios pudieron darse cuenta de que el gobierno imperial recluido en Rávena era cada vez más presa de los exclusivos intereses e intrigas de un pequeño grupo de altos oficiales del ejército itálico. Muchos de éstos eran de origen bárbaro y cada vez confiaban más en las fuerzas de sus séquitos armados de soldados convencionales y en los pactos y alianzas familiares que pudieran tener con otros jefes bárbaros instalados en suelo imperial junto con sus propios pueblos, que desarrollaban cada vez más una política autónoma.

Características generales

La Edad Media es un periodo de diez siglos que abarca desde el siglo V (caída del Imperio Romano) hasta el siglo XV (toma de Constantinopla o descubrimiento de América).
Los primeros siglos de la Edad Media y en los dominios del antiguo Imperio Romano se sigue utilizando el latín pero fragmentado en lenguas romances. Esta es la razón por la que la literatura en lengua romance no se desarrolla hasta el siglo XI.
La narración es la forma de discurso que primero aparece en la vida de las personas y de los pueblos. Las sociedades primitivas inmortalizan las hazañas de sus héroes y antepasados cantándolas en forma de poemas épicos (epopeyas, cantares de gesta o romances) y que se denominan Mester de Juglaría (Siglos XI al XIV).
Junto a los castillos, en los monasterios surge una literatura religiosa que ya no se transmite oralmente como la épica sino a través de la lengua escrita: el Mester de Clerecía.

Periodo que abarca la Edad Media

La Baja Edad Media sucede cronológicamente a la Alta Edad Media y es el periodo que abarca desde los inicios del siglo XI hasta el Renacimiento, ya en el siglo XV, aunque para algunos autores, como la escuela mutacionista francesa, sólo este período sería medieval, mientras que el correspondiente a la Alta Edad Media sería en realidad Antigüedad Tardía. En Europa es el momento de máxima expansión del feudalismo, un sistema dominado por una minoría de aristócratas guerreros que, junto con los funcionarios de la Iglesia, retienen la propiedad eminente de la tierra.
La Baja Edad Media también es el momento de máximo poder de la Iglesia Católica, que domina toda Europa e impulsa incluso expansiones como las de las Cruzadas. Ese dominio de la Iglesia se puede ver en los grandes templos góticos de las ciudades medievales y en la importancia de los caminos de peregrinación, como el Camino de Santiago.
Los siglos X al XV son la época de mayor balance de Occidente, donde quedan establecidas las leyes y pautas de la Iglesia (habeas corpus, celibato, sacramentos, etc.). El siglo XIV, destaca también en España, por ser el siglo de la Peste Negra, trágico episodio que sufrió todo el mundo occidental conocido, partes de Asia y Afríca, que reduciría la población peninsular casi un tercio (años 1348-1349).
En la Edad Media, el centro es Dios, todos los fenómenos se explican a través de Él. Desde la Edad Media hasta el Renacimiento hay un estrecho vínculo entre la Iglesia y el Arte, el arte depende de la religión, todo lo que estuviese fuera de la religión no es arte. La edad media se iniciaría así con las primeras invasiones germánicas y la consiguiente caída del Imperio romano de occidente en el siglo V (hacia 476), sus postrimerías se sitúan en torno a tres diferentes acontecimientos de igual importancia:

viernes, 16 de marzo de 2007

La inquisición

El término Inquisición (latin: Inquisitio Haereticae Pravitatis Sanctum Officium) hace referencia a varias instituciones dedicadas a la supresión de la herejía en el seno de la Iglesia Católica. La Inquisición medieval, de la que derivan todas las demás, fue fundada en 1184 en la zona de Languedoc (en el sur de Francia) para combatir la herejía de los cátaros o albigenses

Las cruzadas

Las cruzadas fueron una serie de campañas militares comunmente hechas a petición del Papa Urbano II, que tuvieron lugar entre los siglos XI y XIII, contra los musulmanes para la recuperación de Tierra Santa.
Básicamente, fueron motivadas por los intereses expansionistas de la nobleza feudal, el control del comercio con Asia y el afán hegemónico del papado sobre las monarquías y las iglesias de Oriente.
Las Cruzadas fueron expediciones emprendidas, en cumplimiento de un solemne voto, para liberar los Lugares santos de la dominación mahometana. El origen de la palabra remonta a la cruz hecha de tela y usada como insignia en la ropa exterior de los que tomaron parte en esas iniciativas.
Las guerras emprendidas por los españoles contra los moros constituyeron una cruzada incesante del siglo XI al XVI; en el norte de Europa se organizaron cruzadas contra los prusianos y lituanos; el exterminio de la herejía albigense se debió a una cruzada, y, en el siglo XIII los papas predicaron cruzadas contra Juan Sin Tierra y Federico II.

Los monasterios

Durante los disturbios de la Edad Oscura, unos cuantos cristianos fuertemente comprometidos se retiraron de la sociedad para vivir como ermitaños, normalmente en el salvaje e inhóspito límite de la civilización. Los ermitaños, a su vez, inspiraron a los clérigos más convencionales a realizar votos de pobreza y de servicio como respuesta a las enseñanzas de Jesucristo.
Muchos de estos clérigos formaron nuevas comunidades de religiosos afines que recibieron el nombre de monasterios. El Papa Gregorio alentó la construcción de monasterios por toda la Europa cristiana. En algunas zonas de Europa, pronto se convirtieron en los únicos reductos del saber. Hay quien opina, por ejemplo, que los monjes irlandeses preservaron la civilización en sus monasterios. Los monjes irlandeses se desplazaron a otras zonas europeas para enseñar y revivir el interés por el saber. Los monasterios eran la principal fuente de hombres instruidos capaces de ayudar en la administración del gobierno, por lo que muchos adquirieron importancia como asistentes y consejeros reales.
Con el tiempo, los monasterios se enriquecieron por las donaciones de tierras, como le había pasado a la iglesia romana. Se fundaron distintas órdenes religiosas con diferentes objetivos. Algunas vivían replegadas en sus propios intereses; otras formaban a misioneros para enviarlos a tierras salvajes; otras aconsejaban a los papas en materia doctrinal; y otras proporcionaban importantes servicios comunitarios como el cuidado de ancianos y enfermos o el socorro a los necesitados.
Las Catedrales
A partir del siglo XII, y debido a la prosperidad de la época, se desarrollaron las artes, especialmente la arquitectura. La catedral se convirtió en el símbolo permanente de la arquitectura de la Edad Media. Se erigieron magníficos templos en agradecimiento a Dios por las bendiciones otorgadas a su pueblo. Las ciudades competían por tener la más bella catedral con las agujas más altas apuntando al cielo. La mayor inversión de capital durante el periodo, toda una fortuna, se destinó a la construcción de catedrales, cuyas obras tardaban más de un siglo en concluir.
El material predominante en la construcción de las catedrales era la piedra, que minimizaba el peligro de incendios. Por otra parte, el acero escaseaba y el hierro era demasiado endeble para sujetar los inmensos edificios de altura sin precedentes. Los arquitectos desarrollaron nuevas soluciones a viejos problemas, ideando el arco apuntado y los arbotantes para desplazar el peso de la carga de los techos abovedados hacia los macizos soportes de piedra. Las Catedrales
A partir del siglo XII, y debido a la prosperidad de la época, se desarrollaron las artes, especialmente la arquitectura. La catedral se convirtió en el símbolo permanente de la arquitectura de la Edad Media. Se erigieron magníficos templos en agradecimiento a Dios por las bendiciones otorgadas a su pueblo. Las ciudades competían por tener la más bella catedral con las agujas más altas apuntando al cielo